Históricamente, la violencia y las adicciones han estado ligadas en el imaginario popular. Sin embargo, existe muy poca evidencia científica que certifique esta relación. Y yendo aún más lejos, mucha menos que avale el otro giro del boomerang: hasta qué punto ejercer la violencia o haberla sufrido puede llevar a una persona a caer en una adicción.
En función de la población a la que vayan dirigidas, las estrategias de prevención se dividen en universales, selectivas o indicadas
El presente documento aborda dos ámbitos para la planificación de acciones de protección del alumnado que, actualmente, representan un auténtico reto de abordaje y respuesta por parte de los centros educativos.
El documento define el protocolo a desarrollar para la elaboración de planes individualizados de prevención, protección e intervención tras la detección de alguna situación de riesgo, de menor o mayor gravedad, relacionada con el comportamiento suicida (ideación suicida, comunicación suicida, comportamiento suicida) y de las autolesiones.
El centro educativo, en función de cada caso, situación y circunstancias, podrá adaptar y ajustar su grado, modo e intensidad de implementación. El documento contiene, asimismo, sendos apéndices sobre contenidos de especial relevancia para la comprensión tanto del comportamiento suicida como de las autolesiones no suicidas (ANS) en la infancia y adolescencia.
El responsable de PSIMAE Instituto de Psicología Jurídica y Forense, Josean Echauri, ha advertido del incremento de chicos jóvenes, en numerosas ocasiones con signos de intolerancia a la frustración y a los límites, en programas de intervención psicológica por condenas por violencia machista.
Ha habido un centenar de mujeres menores de 30 años atendidas, lo que suponen el 51% de las intervenciones.
La violencia sexual supone 33 atenciones en guardia, el doble que en 2020.
Ya son varios los años en los que se ha encadenado una tendencia creciente en la intervención psicológica de urgencia que se ofrece a las víctimas de violencia machista en Navarra, pero los números de este año van a disparar con creces las estadísticas.
El abuso de la pornografía en menores enlaza las ideas de violencia y placer, según Josean Echauri, de Psimae.
Con más de un año de recorrido a las espaldas, ha quedado constatado que la pandemia ha afectado a todos los niveles de la vida y de la sociedad de forma negativa, también en el campo de los delitos sexuales. En este sentido, los expertos han advertido un aumento significativo en las conductas de abusos sexuales en la infancia, siendo estos cometidos en el 80% de las ocasiones por parte del entorno cercano –familiares en la gran mayoría de los casos– del menor.
Así lo expuso Josean Echauri Tijeras, doctor en Psicología y responsable de PSIMAE Instituto de Psicología Jurídica y Forense, quien alertó también de que la pandemia ha agravado los delitos de violencia de género. En esta línea, si bien en un principio el confinamiento establecido en marzo de 2020 para frenar la expansión de la covid-19 hizo que cayeran los asaltos a las personas en lugares públicos ante la imposibilidad de salir de casa, esto también supuso un arma de doble filo en cuanto a que los delitos que tienen que ver con la intimidad del hogar crecieron exponencialmente.
El Centro Penitenciario de Pamplona cuenta desde el pasado mes de abril con un programa de terapia psicológica para agresores sexuales que se encuentren presos, dando así respuesta a la demanda transmitida tanto desde Instituciones Penitenciarias como desde el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria.
Este servicio, adjudicado al Psimae, Instituto de Psicología Jurídica y Forense y que estará en vigor hasta 2024, ya se venía ofreciendo desde hace una década a condenados en régimen ambulatorio con sentencia judicial. Ahora, se ha extendido a la cárcel de la capital navarra en el que actualmente participan de forma voluntaria nueve reos condenados por agresión sexual o delitos contra la libertad sexual, previamente seleccionados por la Junta de Tratamiento del centro penitenciario.
La intervención con agresores sexuales que cumplen condena en el Centro Penitenciario de Iruñea «va a la raíz del problema», sostiene el sicólogo del servicio Psimae, Instituto de Psicología Jurídica y Forense, Josean Etxauri, quien subraya que la terapia orientada a agresores sexuales acaba siendo «un sistema preventivo para las propias víctimas».
Esta iniciativa, que en esta primera edición concluirá en 2022 pero que tiene visos de continuidad, será gestionada por personal del Instituto de Psicología Jurídica y Forense PSIMAE, adjudicatario del contrato para la atención terapéutica a víctimas y agresores de diferentes tipos de violencia, licitado por la Dirección General de Justicia.